Cuando las relaciones perduran, por necesidad de amor, no por amor.

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Todos nos cuestionamos en algún momento la razón por la que una persona que queremos se aferra a una relación que la está destruyendo y que no la hace feliz. Esto no significa que todas las personas que continúen una relación a pesar de saber que no va a ningún sitio y que, por el camino a ninguna parte, están perdiendo su esencia, su amor propio y su tiempo, sean dependientes emocionales, pero, probablemente, se podrán sentir identificadas con alguna de estas características o miedos que caracterizan a las personas con dependencia emocional. Los datos indican que los pensamientos machistas sobre las relaciones siguen perduraron e incluso haciéndose más fuertes en las nuevas generaciones. Este es un tema que nos preocupa y queremos aportar nuestro granito de arena en la prevención y el tratamiento de este problema. Por ella, queremos dedicar algunos post a esta temática y compartir recursos para trabajar desde la educación.

La dependencia emocional es la necesidad afectiva extrema que una persona siente hacia otra a lo largo de sus diferentes relaciones de pareja. Es un continuo que empieza con la normalidad y termina con la patología, por lo tanto existen diferentes niveles de gravedad.

Dependencia emocional

  • Perfil de las personas dependientes emocionalmente

    Tendencia a la exclusividad en las relaciones.

    Las personas dependientes se aíslan voluntariamente de su entorno para dedicarse por entero a su pareja. Más que cariño hay necesidad hacia el otro e implica una cierta falta de construcción personal. La pareja se convierte en el centro de la existencia del individuo y todo lo demás queda al margen, incluyendo trabajo, familia o amigos. De conservar amistades suelen ser de uno a uno y para hablar sobre la pareja, que se convierte en el tema favorito de conversación.

    NECESIDAD EXCESIVA DEL OTRO Y DESEO DE ACCESO CONSTANTE A LA PERSONA.

    Se traduce en continuas llamadas, mensajes al móvil, aferramiento excesivo, deseo de hacer con ella cualquier actividad junto a la otra persona, sea de trabajo o de ocio, ser incapaz de hacer algo solo son sentir la necesidad de tener contacto con la pareja, etc.

    Prioridad de la pareja sobre cualquier otra cosa.

    El dependiente emocional considera a su pareja como el centro de su existencia,pasando todo lo demás a un segundo plano.

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Evaluación niñ@s afectados por VG: Consecuencias psicológicas

  • Trastorno de estrés postraumático

Una de las cuestiones que debemos comprobar cuando nos encontramos con un niñ@ víctima de la VG es si ha desarrollado un cuadro de trastorno de estrés postraumático (TEP). Las situaciones de violencia familiar de las que los/as menores son testigo, pueden dar lugar a situaciones traumáticas crónicas que desencadenan un cuadro de Trastorno de Estrés Postraumático. Tras el trauma se pierde el sentimiento de seguridad y de confianza en el mundo y en las personas que lo rodean.

Este hecho se agrava cuando el agresor es su propio padre y la violencia ocurre dentro de su propio hogar.  La experiencia temida se repite de forma intermitente a lo largo de muchos años, constituyendo una amenaza continua y muchas veces percibida como incontrolable.

La exposición crónica y severa a la VG es uno de los factores relacionados con el desarrollo del TEP de manera más consistente debido a los altos niveles de miedo, desamparo, impotencia y la percepción de que puede morir o ser gravemente herido. Para establecer el diagnóstico debemos comprobar que cumple los siguientes criterios:

Criterio de reexperimentación: Conductas y juegos repetitivos, sueños terroríficos, reescenificaciones del acontecimiento, recuerdos repetitivos.

Criterio de evitación:

– Disminución del interés por las actividades importantes y el embotamiento de sus sentimientos y afectos.

– Actitudes pesimistas relacionadas con indefensión y futuro ante la vida. La sensación de un futuro desolador puede traducirse en la creencia de que su vida no durará tanto como para llegar a adulto.

– También puede producirse la «elaboración de profecías», es decir, la creencia en una especial capacidad para pronosticar futuros acontecimientos desagradables.

Criterio de activación: dolores de estómago, de cabeza, dificultades para conciliar o mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultades para concentrarse, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto.

  • Habilidades sociales

Otro aspecto importante que debemos evaluar son sus habilidades sociales. Estos niñ@s pueden tener escasas habilidades sociales. Su red social es débil (aislamiento). A veces, aparecen conductas agresivas o  desafiantes hacia sus compañeros. Pueden aparecer dificultades a la hora de relacionarse con los otros como consecuencia de su baja autoestima, su inseguridad y desconfianza hacia el entorno y la falta de empatía. Tienden a estar en los 2 polos en función del género (las niñas en el polo pasivo y los niños en el polo agresivo).

  • Resolución de problemas. 

Pueden manifestar escasas habilidades en la resolución de problemas.

Utilizar la agresión como medio para resolver los problemas.

Pueden negar la situación violenta o restar importancia.

Pueden aparecer: rabietas, consumo de sustancias, conductas autodestructivas.

Pueden utilizar diferentes estrategias como un medio para disminuir la estimulación aversiva:

a)    Bloqueo mental o desconexión emocional.

  • Insensibilidad ante las emociones o bloquean los pensamientos.
  • Desconectan del ruido y el caos, aprenden a no oírlo.

b)   Uso de la fantasía.

  • Planean la venganza de su agresor.
  • Fantasean con una vida más feliz, viviendo con otra familia. Desean ser rescatados por un súper héroe, la policía o un príncipe.

c)    Evitación física.

  • Irse a otra habitación. Abandonar la casa.
  • Buscan excusas para no ir a casa.

d)   Búsqueda de amor y aceptación en lugares erróneos.

  • Tienen relaciones sexuales para encontrar intimidad y cercanía.
  • Beben alcohol y/o usan drogas.
  • Se relacionan con ‘malas influencias’.

e)   Obtener un lugar (papel) a través del cuidado.

  • Protegen a los hermanos y hermanas del peligro.
  • Cuidan de su madre.

f)   Búsqueda de ayuda. Llamar la atención para conseguir ayuda.

  • Cuentan lo que pasa a alguien. Llaman a la policía.
  • Hacen actos temerarios o intentos de suicidio. Se autolesionan.

g)   Redirigir emociones hacia actividades positivas.

  • Hacen deporte, salen a correr, actividad física, etc.
  • Escriben, dibujan, teatro u otras actividades creativas.
  • Muestran excelentes resultados académicos

h)   Intentar controlar el comportamiento del agresor.

  • Creen ‘mamá ha sido mala’ o ‘yo he sido malo/a’ o bien ‘papá está estresado del trabajo’.
  • Piensan ‘yo puedo parar la violencia si cambio mi forma de comportarme’ o ‘puedo saber cuándo pasará la próxima agresión’. Intentan ser la niña o el niño perfecto.
  • Mienten para tapar alguna cosa mala (por ejemplo, malas notas en el colegio) para evitar situaciones de estrés en la familia.

La cara B de la deseabilidad social

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Por deseabilidad social se entiende la tendencia de las personas a presentarse ante los demás de una forma adecuada desde el punto de vista social, es decir, de la forma más valorada socialmente (Crowne, 1979)(Briñol et al., 2001). La necesidad de pertenencia tiene un coste muy elevado para las personas inseguras, tímidas y poco asertivas. Todos queremos tener amigos, personas con las que salir, enamorarnos, llevarnos bien con los compañeros del trabajo, en definitiva, sentir que pertenecemos a un grupo. Pero, las relaciones sociales pueden ser una fuente de insatisfacción y generar altos niveles de ansiedad y tristeza. Muchas personas buscan mostrar su mejor versión, hablar sobre lo que es correcto y aceptado, vestirse a la moda y ocultar las rarezas, defectos y debilidades para no sentirse criticados. Fingir te lleva a integrarte en un grupo, pero el precio es demasiado alto. Dar tu mejor versión supone unos niveles altísimos de perfeccionismo, estar todo el día en guardia para no meter la pena y que descubran tu lado oculto. Fingir te lleva a no ser tú mismo.

Agradar a los demás implica ser respetuoso, agradable, educado, divertido, participativo, pero nunca, ser lo que no eres. Es más sencillo intentar buscar otro grupo de personas u otra pareja que valore lo que tú, de forma natural y fácil, puedes ofrecer, que estar toda la vida interpretando un papel. Ser natural y sencillo es una de las características más atractivas de las personas. Los demás se sienten cómodos con las personas que no tratan de fingir, engañar o ser misteriosas. De todas formas, tarde o temprano, siempre se pilla a quien simula algo que no tiene. La comunicación no verbal suele delatarles. Siendo tú mismo no engañas a nadie, pero sobre todo, no te engañas a ti mismo.

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Para conseguirlo empieza por:

1. Cuidar tus prioridades. Hacer el bien y estar disponible para los demás es genial, pero tus necesidades también son importantes. Las personas que priorizan a los demás antes que sus necesidades, no se estiman lo suficiente. Piensan que los otros están por encima y que ellos ya tendrán tiempo de atenderse.

2. Trabaja en tu autoconcepto: ¿quién eres?, ¿qué tienes que ofrecer?, ¿por qué eres valioso? Contestar a estas preguntas de forma positiva no es arrogancia ni falta de humildad. Es tener claro tu valía. Tu valor interior te posiciona frente a los otros, permite comportarte con seguridad y confianza. «Este soy yo y me gusto».

3. Acepta que no puedes caerle bien a todo el mundo, ni siquiera siendo la mejor persona del planeta. Las experiencias, la filosofía de vida, los valores, las necesidades… hay muchas cosas que nos diferencian. Lo importante es ser flexible y comprender lo que nos distingue. Es muy incómodo estar fingiendo que te gusta esto y lo otro si no es así. Hay muchas personas ahí fuera a las que les encantaría compartir contigo gustos similares. Solo tienes que tener paciencia hasta que aparezcan.

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4. Respétate. No permitas que nadie te falte el respeto por miedo a perder a la persona. El que te falta el respeto no tiene cabida en tu vida. El respeto hay que ganárselo y no se consigue dejando que otros te pisoteen o abusen de ti.

5. Bieninterpreta. En un grupo cada uno se expresa como sabe, hace comentarios más hirientes, sarcásticos, irónicos o se ríe de lo que a ti no te hace gracia. Si tienes dudas sobre el comentario, pregunta: ¿a qué te refieres con esto, tiene que ver conmigo? Es la mejor manera de aclarar dudas. Evitarás rumiar, hacer juicios de valor sobre lo que dice la gente y a qué se refieren con sus comentarios.

6. Siéntete cómodo en las interacciones. Busca lo que enriquece y disfruta el momento. No estés pensando en decir algo que guste, sino en disfrutar de la conversación. Tu atención tiene que estar puesta en lo que está sucediendo, no en la posibilidad de meter la pata con algo que digas.

7. No cedas cuando no te apetece algo. Puedes rechazar un plan y seguir conservando a tus amigos. Estar siempre disponible no es un valor.

Si tienes que interpretar un papel para sentirte bien en un grupo, ese no es tu grupo. ¿Te has planteado probar con tu versión oficial? Igual es más carismática y atractiva. Todo es probar.

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FUENTE: www.huffingtonpost.es

Aprender a fomentar la empatía

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La empatía es decir, reconocer y apreciar las emociones y necesidades de los demás y tener una respuesta ajustada a ellas. La empatía se puede desarrollar y mejorar, por eso es importante empezar a trabajarla desde pequeños, ya que ayuda a tener un mayor ajuste emocional y social. También está ligada a otras capacidades como  la asertividad, la comunicación y mejora las relaciones sociales. Los beneficios de prestar atención desde casa al desarrollo de la empatía son bastante obvios: los niños que son educados para aceptar sus propias emociones y reconocer las de los demás suelen tener más autoestima y también conductas sociales positivas.

* Etapas en el desarrollo de la empatía

  • Algunos niños en su primer año muestran empatía emocional (lloran si ven a otro bebé llorando). El niño aún no percibe a  los demás como diferentes de sí mismo.

 

  • Entre uno y dos años, se dan cuenta de que lo que siente el otro no es lo que sienten ellos, tratan de consolarlo aunque no saben muy bien como hacerlo.

 

  • A los seis años comienza la etapa de la empatía cognitiva, es decir ya se da cuenta de que los demás tienen sentimientos distintos a los suyos.

 

  • Entre los diez y los doce años, su empatía se extiende más allá de los que conocen, (expresan su preocupación por gente que sufre…).

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Ideas para fomentar el desarrollo de la empatía

  • La lectura es una vía adecuada para fomentar la empatía. Los niños tienen la oportunidad de experimentar lo que les ocurre a los personajes. Cuando acabamos la lectura, podemos realizar preguntas encaminadas a que los niños se fijen en las emociones que han sentido los protagonistas en distintos momentos de la historia.

 

  • Podemos hablar de las cosas que les pasan a sus amigos, a nuestros vecinos, a personas que vemos por la calle…Si razonamos con ellos sobre estas cuestiones, estamos favoreciendo su empatía.

 

  • Podemos utilizar pelis, cortos, vídeos…para reflexionar sobre los sentimientos de los protagonista. Es importante ir ampliando el vocabulario emocional del niño. Cuando son más pequeños podemos utilizar categorías más simples como triste, contento y enfadado. Conforme va aumentando en edad, debemos introducir adjetivos más complejos como preocupado, molesto,…etc.

 

  • Escúchale y muestra afecto cuando tenga un problema o se sienta triste y necesite contarlo. Si en ese momento no puedes, busca con él otro adecuado para los dos.Considera importante los temas que hablan los niños, dale valor a sus conversaciones. Observa con más detalle a tu hijo mientras hablas con él, prestándole atención. Atiende lo que siente, sin juicios ni comentarios críticos.

 

  • Acepta que sus emociones y sentimientos pueden ser diferentes a los tuyos.

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  • Consuélale cuando esté triste o enfadado, va a sentirse comprendido. Luego él hará lo mismo con otros.

 

  • Identifica y expresa  tus sentimientos, esto ayuda a captar mejor las de tus hijos. Los niños aprenden por observación. Así, que es importante que aprender a expresar sus emociones, viendo como nosotros expresamos nuestras emociones. Debemos procurar no ocultar nuestras emociones.

 

  • Ponle ejemplos de situaciones diarias (¿Cómo crees que se ha sentido el otro niño?¿Cómo te sentirías tú?), dibujos o películas y reflexionad juntos sobre las emociones de los personajes (¿Cómo se sentía el protagonista?¿Qué ha hecho que se sintiera así?).

 

  • Podemos involucrarlos en actividades organizadas por asociaciones, ONG….como una forma de implicarlos en distintas realidades de distintos colectivos de formas más activa.

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La timidez

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Existe una creencia muy extendida de que los niños tímidos son así y que mejorarán por si solos con la edad. Aunque es cierto que, en ocasiones, esto se cumple, en otras muchas hemos perdido un tiempo precioso que nos habría ayudado a disminuir la gravedad del problema. La timidez es un patrón de conducta caracterizado por un déficit acusado en las relaciones interpersonales y una tendencia estable y acentuada de escape o evitación del contacto social con otras personas. La timidez se manifiesta de distintas formas:
 
1) El niño manifiesta problemas para relacionarse con sus iguales y adultos. No participa en clase, no inicia conversaciones…
2) Aparecen conductas de miedo o ansiedad ante la posibilidad de tener que expresar una opinión, hacer algo delante de sus compañeros…
3) Manifiesta una baja autoestima
La timidez no debe entenderse como un rasgo de la personalidad que está o no presente, sino que se sitúa a lo largo de un continuo en el que un extremo está el sujeto con una timidez leve y en el otro extremo  se situarían los que presentan síntomas más severos y que pueden desembocar en una fobia social. El punto de corte entre la normalidad y la patología nos lo debe dar el grado de interferencia con el funcionamiento cotidiano.
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* Diferentes modelos han intentado explicar el origen de la timidez:
 
a) Genética . Desde este modelo se pone énfasis en la predisposición hereditaria. El temperamento del niño tímido estaría condicionado por factores tanto genéticos como biológicos.
b) Factores ambientales. Muchos son los factores externos que pueden propiciar conductas tímidas en los niños. Cualquier hecho que el niño perciba como amenazante, estresante o desagradable para él, su familia o entorno más inmediato es susceptible de provocar la inhibición de algunos niños. La identificación de estos factores de riesgo es importante para establecer las adecuadas medidas correctoras.
c) Apego. La mayoría de autores coinciden en asegurar una clara conexión entre apego inseguro y retraimiento social.Cuando los lazos afectivos no están bien establecidos ya sea por falta de tiempo, calidad de la relación, distanciamiento físico o abandono del bebé estamos creando las bases para un niño inseguro.
d) Interacción con iguales. Los niños que no se relacionan con sus compañeros corren el riesgo de presentar ciertas dificultades emocionales en su desarrollo. Dado que la interacción se produce en un plano interactivo, el niño retraído provoca menos respuestas sociales positivas en los demás y el resultado es un bajo nivel de contacto social. Si el repertorio social de un niño es reforzado pocas veces, muchos comportamientos importantes pueden resultar suprimidos o extinguidos.
e) Aprendizaje. La teoría del aprendizaje asume que la timidez o el retraimiento social es fruto de una carencia de este aprendizaje o un aprendizaje incompleto o defectuoso. Dentro de estas teorías se han utilizado principalmente 2 hipótesis:
1- La del déficit de habilidades sociales necesarios para iniciar y mantener relaciones sociales.
2- La de interferencia. El niño puede disponer de las habilidades necesarias, lo que ocurre es que no las pone en práctica debido a factores emocionales.
f) Consecuencia o síntoma de otro trastorno.
INTERVENCIÓN EN LA TIMIDEZ
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El primer paso para trazar las líneas maestras de intervención en la timidez es efectuar una evaluación exhaustiva, intentando dar respuesta a cuales son las causas de la misma y en qué situaciones se producen.  La intervención debe efectuarse a medida de cada niño y atendiendo a sus peculiaridades, circunstancias y recursos. Los objetivos del tratamiento son:
1- Aumentar las conductas de interacción con los iguales (compañeros) u otras personas.
2- Disminuir las conductas de inactividad, retraimiento o juego individual.
3- Reducir los niveles de ansiedad social asociados a la interacción en grupo.
4- Corregir los estilos de pensamientos inadecuados (pensamientos irracionales, negativos, de desvalorización personal, etc…).
5- Mejorar su autoestima.A la hora de diseñar la intervención debemos tener en cuenta:
  • En qué punto se encuentra el niño e ir empezando a construir objetivos parciales ajustados a sus posibilidades.
  • Que la intervención debe prolongarse a los diferentes ámbitos (familiar, escolar, comunitario) a efectos de generalizar los diferentes aprendizajes.
  • Deben planificarse actividades sociales de forma progresiva empezando por las situaciones de menor dificultad (encuentro con un amigo) a mayor dificultad (asistencia a una reunión con mucha gente). Debemos asegurarnos del éxito en los primeros retos (planificación de la situación, asesoramiento a colaboradores…).
  • Con niños funciona muy bien, si hay posibilidad, de utilizar un colaborador de su misma edad (puede ser un familiar o amigo próximo) para que le acompañe en las tareas que tiene que realizar.
  • Evita etiquetar a tu hij@.

FUENTE: www.psicodiagnosis.es