Detección e intervención en los tics infantiles

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Los tics, que afectan aproximadamente al 20% de niños y niñas, constituyen el trastorno del movimiento más habitual en la infancia. La prevalencia de este trastorno de carácter benigno es tres veces mayor en niños que en niñas. Estos involuntarios movimientos suelen aparecen entre los 6 y 10 años.

¿Qué son los tics?

Los tics son movimientos (o vocalizaciones repetitivas) involuntarios, estereotipados, bruscos y breves, sin finalidad, con carácter repetitivo, pero no rítmico, que el paciente puede reproducir a voluntad y controlar parcialmente.

Un tic no es una mala costumbre. Es un acto compulsivo que probablemente ayuda a los niños a que liberen sus tensiones.

Son intermitentes, favorecidos por factores emocionales y disminuyen por las tareas que requieren una atención mantenida; un esfuerzo voluntario es capaz de suprimirlos durante un instante. Suelen reproducir actos de la vida diaria y puede estar afectado cualquier grupo muscular.

¿Cuál es la causa de los tics?

La causa de los tics no se ha determinado todavía. Se barajan varias hipótesis:

  • Exceso de dopamina.
  • Funcionamiento defectuoso de los ganglios basales.
  • Disfunción de la transmisión nerviosa.
  • Su mayor incidencia en niños que en niñas ha sugerido, asimismo, una posible influencia de la testosterona.
  • Causas genéticas.
  • Causas psicológicas. Los tics se atribuyen a factores ambientales y de aprendizaje, sobre todo dentro de la familia. Por otro lado, los tics se hacen peores cuando la gente está bajo situaciones estresantes.

Tipos de tics

Los tics pueden clasificarse en motores o vocales y en simples o complejos. Un tic simple es sin sentido, como un parpadeo de ojo, cualquier músculo que se contraiga nerviosamente, un gruñido, o una producción de un ruido. Un tic complejo consiste en un movimiento de músculo con un propósito, como rasguñar, lanzamiento de algo, o masticación. Un tic vocal complejo es el que realmente produce una palabra, no solamente un sonido.

  • Tics motores simples: son los más frecuentes. Dentro de este grupo, el parpadeo o guiño de los ojos, las sacudidas verticales u horizontales de la cabeza y el encogimiento de hombros son los más habituales, aunque hay otros tics que afectan a brazos y piernas.
  • Tics motores complejos: golpearse a sí mismo, saltar, pisotear… son bastante infrecuentes.
  • Tics fónicos o vocales simples: aclararse la garganta, gruñir, sorber por la nariz, resoplar…
  • Tics fónicos o vocales complejos: cuando el niño padece tics del tipo ecolalia (repite las palabras que le dirigen), alilalia (repite sus propias palabras) o coprolalia (emite palabras obscenas).

Tratamiento de los tics

En la mayoría de los pacientes, los tics se resuelven espontáneamente y no requieren tratamiento específico.

Habitualmente la mejor manera de enfocarlos es realizar un diagnóstico correcto e informar a los padres y al paciente que no se trata de un problema primariamente psicológico y que, en la mayoría de los casos, no indican un proceso neurológico o psiquiátrico grave subyacente.

Las medidas terapéuticas incluyen medidas generales: sueño suficiente, evitar situaciones de estrés y fatiga, evitar el alcohol y estimulantes. Si son poco frecuentes y no provocan ansiedad en el niño y en la familia pueden no requerir el empleo de medicación y esperar su regresión espontánea. Es importante informar adecuadamente a los padres del significado del proceso y controlar con regularidad al paciente.

Bibliografía:

American Academy of Child & Adolescent Psychiatry (2004). Los tics nerviosos. Obtenido el 18 de junio de 2010, de http://www.aacap.org/cs/root/facts_for_families/informacion_para_la_familia/los_tics_nerviosos_no_35

Palencia, R. (2000). Tics en la infancia. Diagnóstico y tratamiento. Boletín de Pediatría, 40(172), 93-96. Obtenido el 18 de junio de 2010, de http://www.sccalp.org/documents/0000/0767/BolPediatr2000_40_093-096.pdf